jueves, 27 de septiembre de 2012

"BETWEEN TWO JOBS"

He tenido tiempo de asimilarlo porque, desde principios de enero (oficialmente), ya sabía que mis días en la empresa estaban contados y que el reloj de la cuenta atrás estaba en marcha. De todos es sabido la importancia de la planificación para lograr unos objetivos en el trabajo (o en lo que sea en la vida), así que lo de trabajar sin una planificación a largo plazo (ni a medio), sabiendo que le tienes que dar el relevo de tu trabajo a otro compañero (o compañera) en breve, es bastante frustrante y muy poco motivador. Más aún si piensas que esa compañera (o compañero) puede tener, a su vez, los días contados.


De momento, comencé mi período… ummm… vamos a llamarlo… between two jobs” (entre dos trabajos), como dicen tan diplomáticamente los angloparlantes, pasando la Semana Santa fuera de casa, por lo que no noté mucho un cambio en mi ritmo de vida, pero a la vuelta ya era otra cosa. Mi suerte es tener dos niñas pequeñas que están encantadas de la vida de que su mamá pase más tiempo con ellas, las lleve y traiga del colegio, y les haga rica comida. Tengo que confesar que a mí tampoco me desagrada nada pasar más tiempo con ellas, aunque hubiera preferido que fuera por una decisión voluntaria.


Voy a seguir el consejo de una antigua compañera y actual amiga que me sugirió que no utilizara las palabras "paro", "parada" u otras con la misma raíz en el blog. Ea, pues lo tacho y se acabó. Como también va en contra de mis principios como expliqué en mi primer post, en lo sucesivo me abstendré de utilizar dichos términos porque la realidad es que estoy "between two jobs".

lunes, 24 de septiembre de 2012

Experta en técnicas para la ordenación de hogares

Hay que decir que, cuando te quedas desempleada, los primeros meses vienen muy bien para hacer muchas cosas que el tiempo dedicado al trabajo impide o retrasa.
 
Por ejemplo, ir a revisiones médicas o realizar limpiezas profundas (profundísimas) de la casa. Cuando hablo de limpieza profunda no es sólo pasar el aspirador. No, yo me refiero a quitar objetos inútiles y papelotes acumulados desde hace décadas (o desde la última vez que me quedé en paro). ¡Qué relajada me quedo después de una de esas limpiezas! Dejarlo todo en orden, ¡qué placer! Claro que luego me toca enfrentarme a las consecuencias. Todo el mundo en casa preguntándome después: “¿Dónde está el resguardo del seguro del coche? ¿Y el libro que me estaba leyendo? ¿No habrás tirado mis apuntes de la carrera?” Pues sí, quizá se me va un poco la mano con el orden, pero ¿para qué quieres unos apuntes de hace 15 años?
 
Hay que reconocer que la tarea es de lo más productiva. Alguien lo tiene que hacer, ¿no? o ¿acaso las casas se pueden llegar a estirar como el chicle? Al menos en la mía se acumula una cantidad ingente de objetos inútiles, o que simplemente no se usan para nada. Así que estoy pensando en enviar mi curriculum como… bueno, lo voy a llamar: Experta en técnicas para la ordenación de hogares”. Está claro que no tengo nada que hacer si en el nombre del puesto no aparece un “técnico”, “experto” o “manager”. Aunque con lo apegados que somos a nuestras cosas, no creo que tuviera mucho éxito.
 
Después de realizar todas esas tareas, miro el calendario y el tiempo ha volado aunque, como ya han transcurrido unos tres meses, otra vez hemos acumulado más papeles y objetos irrelevantes y vuelta otra vez a empezar.

 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Lo primero: apuntarme al "paro"


1 de abril de 2012.

Es la fatídica fecha en la que comenzó una nueva etapa para mí, que se va a prolongar por tiempo indefinido. Lo primero de todo: apuntarme al “paro”. Por internet, claro, no quiero ni pensar en tener que levantarme de madrugada para que me den esa papeleta tan poco querida por cualquier titular de la misma. Es algo fácil y sencillo de realizar, que para eso ya tengo práctica en la materia.

Soy una más, una simple parada más entre los millones de nuestro bendito país, que deambula, como reza el título de la película, los lunes al sol (o a la sombra, porque cuando se está en paro no siempre se ve el sol tan brillante y luminoso como cuando se trabaja). 

No me siento como un bicho raro, si viviera en Singapur,  con una tasa de desempleo de un 2%, sería otra historia, pero aún así me sigue pareciendo algo “bochornoso” tener que decir que actualmente no me encuentro realizando una labor retribuida. Gran perífrasis ésta para no decir simple y llanamente: NO TRABAJO, estoy desempleada, en paro.

Aún así, la gente reacciona de diversas formas pero, casi siempre, igual que si le estuviera diciendo que me ha acontecido una desgracia tremenda. Condolencias y más condolencias, seguidas de palabras de ánimo manifestando lo injusto de la situación:

"Seguro que encontrarás algo muuuucho mejor, alguien que sepa apreciar toda la valía que tienes como profesional".
 
Web para darse de alta en la demanda de empleo en Madrid:

 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

ESTOY EN EL PARO, Y AHORA, ¿QUÉ HAGO?

Es mi intención al realizar este blog plasmar las aventuras y desventuras de una parada más, como soy yo misma. Esto por tres razones:

Primero, porque sirve de válvula de escape para expresar sentimientos que de otra formar es más difícil exponer;

Segundo, porque, como es bien sabido, plasmar situaciones que muchas personas vivimos pero que el día a día impide compartir, puede venir bien para sentirse menos "solo". Porque los parados, como diré muchas veces en el blog, somos desempleados, pero eso no implica estar "parado";

Tercero, porque, como orientadora laboral (entre otras funciones), he trabajado durante 15 años con desempleados de todas las edades, perfiles profesionales, culturas y situaciones; y sé que esta situación, si bien no tiene por qué ser un drama, para muchas personas es vivido de esta manera por circunstancias diversas que cada uno tiene. Así que, voy a intentar desdramatizar el tema porque para dramatizar ya hay mucho aspirante, y hay que intentar ver la botella medio llena aunque siempre tendremos momentos (los desempleados) de verla medio vacía.